“Digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare”.

Es una de las frases que definen a la perfección la figura de la abulense más universal, santa Teresa de Jesús, Teresa de Ávila, cuya fiesta celebramos este 15 de octubre. Una mujer que supo sobreponerse a las dificultades que encontró en su camino; que tenía todo en su contra, pero siempre halló la manera seguir hacia adelante y conseguir llevar a cabo una verdadera revolución.

Santa Teresa fue una de las personalidades más sobresalientes del llamado Siglo de Oro español. Sin embargo, pese al paso del tiempo, su mensaje sigue teniendo plena vigencia 500 años después. Porque si recios eran los tiempos en los que ella vivió, recios lo son, de alguna manera, los que nos ha tocado vivir; y sus reflexiones sobre la vida y el modo de hacer las cosas para ser mejor persona son hoy en día más actuales incluso que en su época.

El empoderamiento de una mujer en una sociedad patriarcal, en la que incluso el acceso al conocimiento y la lectura estaba reservado a los hombres, nos devuelve la confianza de que, con tesón y arrojo, es posible cambiar el mundo: cada uno de nosotros somos responsables de intentar cambiar la sociedad si comenzamos por cambiar aquellas pequeñas cosas que tenemos a nuestro alrededor. Pequeños gestos que, unidos como piezas de un bello puzle de la vida, acaban haciendo un todo.

Esa firmeza de Teresa, ese coraje y valentía que le granjearon grandes dificultades, pero a su vez también grandes halagos, es lo que le convirtió en una de las figuras más queridas y admiradas no sólo en España, sino en todo el mundo. Teresa de Jesús ha llevado el nombre de Ávila, su ciudad natal, allende nuestras murallas. No podríamos tener mejor embajadora.

Y ese mismo orgullo abulense está grabado en el corazón de nuestra compañía desde hace desde hace más de 160 años, cuando nació en nuestro obrador, actualmente La Flor de Castilla, la actual Santa Teresa Gourmet, una empresa que, pasando sus enseñanzas de generación en generación, continúa transmitiendo a lo largo de los años su manera de trabajar. Cuidando con mimo recetas centenarias, transmitimos tradición y valores, siempre fieles a nuestro origen. Con una “muy determinada determinación”, sabiendo que lo auténtico es lo que nos hace diferentes.

Así como Teresa de Jesús quiso “engolosinar almas” con sus escritos, desde Santa Teresa Gourmet hace casi dos siglos que nos propusimos ‘engolosinar’ con un dulce tan único como ella: las auténticas Yemas de Santa Teresa, que han conservado el sabor de la tradición, y han llegado a ser casi tan famosas como la santa que les da nombre, llevando esta seña identificativa de la gastronomía de Ávila a miles de rincones en todo el mundo.

Con una receta centenaria, elaborada únicamente con los mejores ingredientes naturales, sin aditivos ni conservantes. 100 % artesanales, redondeadas a mano, una a una. Con todo el cuidado y cariño de nuestros maestros pasteleros. Porque, como decía santa Teresa, “sólo amor es el que da valor a todas las cosas”. Y amor, mucho amor, es el que ponemos día a día en producir las auténticas Yemas de Santa Teresa. Auténticas, porque son las únicas que llevan el nombre de la abulense más universal, y que, al igual que su ejemplo y sus enseñanzas de vida, han conseguido pervivir al paso del tiempo.